lunes, 19 de marzo de 2012

Gonzalo Quintero: Los pedagogos son tóxicos y deben ser extirpados

La segunda charla de las Jornadas de "La Universidad Española en el contexto europeo" estuvo a cargo de Gonzalo Quintero, Catedrático de Derecho Penal de la Universidad de Rovira y Virgili.

Aquí os la dejo: (Debéis utilizar auriculares pues el volumen es muy bajo)

1 comentario:

  1. un saludo cordial_un profesor de la UMA21 de marzo de 2012, 12:12

    Dice muy bien el ponente que "hay que acabar con ellos" en todas las instancias de debate de la Universidad, hasta en la comidas de departamento, ¡pues claro que si!. Ahora bien, ¿con que sustituir tanta hojarasca (habilidades de biblioteca)?, esa es la cuestión. Mi respuesta: con sólidos valores que desactiven tanta manipulación de los pedagogos. ¿De donde extraer esos valores?: de "aplicar los resultados de una investigación filosófica penetrante al quehacer formativo". Os dejo el texto, que comparto al 100%, que concluye con la afirmación anterior.

    Saludos;


    En los regímenes democráticos, el que desea vencer sin convencer suele encauzar los planes y métodos de estudio en forma tal que no se fomente el poder de discernimiento, la sensibilidad para los grandes valores, el entusiasmo creativo, el afán de realizar tareas relevantes. Con el pretexto de "desdramatizar" los problemas, se banaliza la vida humana.

    Bajo capa de liberalismo -mal entendido-, se lanza a las gentes al cultivo de las experiencias de vértigo que enceguecen para lo valioso y amenguan la libertad para la creatividad.
    El afanoso de poder suele proclamar su interés por la cultura, pero se trata de una cultura que tiende a dominar, no a crear unidad. De ahí el fomento de las ciencias en detrimento de las humanidades, y, lo que es peor, el interés por orientar la potencia creadora del hombre, sobre todo de los jóvenes, hacia modos infraculturales de actividad, infraculturales por no creativos.
    Este tipo de manipulación educativa opera en vinculación soterrada con la manipulación ideológica. Como es sabido, el escritor italiano Antonio Gramsci elaboró toda una táctica para lograr el poder político a través del dominio cultural. Este dominio intenta alcanzarlo a través de un proceso en el cual las ideas y los sentimientos de los intelectuales son asumidos por el pueblo y se convierten en una fuente de energía revolucionaria.

    Enseñar al pueblo a pensar con rigor es, efectivamente, una tarea de primer rango, que exige vivir las cuestiones básicas hasta el fondo y exponerlas con fuerza imaginativa de tal modo que los demás se adentren asimismo en ellas y las comprendan por dentro. Ahora bien. Esta labor no debe realizarse con el fin de adquirir poder y dominio sobre el pueblo, sino de conferirle una verdadera libertad interior.

    La educación de las personas no ha de constituir nunca y bajo ningún pretexto, por noble que parezca, un recurso estratégico para conseguir un fin ajeno a ellas. Debe ser la puesta en marcha de la personalidad de cada ser humano, que es un fin en sí mismo y no un medio, como bien destacó el filósofo Immanuel Kant.
    En este momento cobra especial vigencia la siguiente observación de Gabriel Marcel, uno de los pensadores contemporáneos más preocupados por el destino del hombre: "Probablemente, de lo que el mundo actual tiene mayor necesidad es de educadores. Desde mi punto de vista, ese problema de los educadores es el más importante, y aquí es donde la reflexión filosófica debe ser puesta a contribución"

    Es urgente aplicar los resultados de una investigación filosófica penetrante al quehacer formativo. Con esta aplicación lograremos evitar que el proceso educativo sea puesto al servicio de los demagogos, como suele suceder según B. Haering: "La educación es la plaza de mercado al que concurren las diferentes ideologías y aquellos que ponen su esperanza principalmente en manipular a otros"

    Extraido de unos artículos de D. Alfonso López Quintás
    Catedrático-emérito de Filosofía en la Universidad Complutense (Madrid) y miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas.

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