martes, 22 de mayo de 2012

Mesa redonda: La reforma educativa

El miércoles 23 de mayo a las 18,00 horas tendrá luar en el Centro de Arte Contemporáneo CAC Málaga, (C/Alemania s/n) tendrá lugar la mesa redonda titulada "La reforma educativa a debate". Os cuelgo la invitación. Esperamos contar nos todos vosotros que estáis preocupados por la educación.

sábado, 19 de mayo de 2012

Tenemos que empobrecernos. ¿Cómo?

Os dejo el artículo publicado en los periódicos del grupo Joly:

TEXTO COMPLETO:


Tuve la oportunidad de asistir a la conferencia que dictó el profesor de la Universidad de Málaga, Joaquín Aurioles en el Ateneo de Málaga sobre la encrucijada del Euro. Fue una presentación impecable, tanto en el contenido como en la forma, de cómo hemos llegado a la situación crítica en la que nos encontramos hoy. Y además con una virtud adicional, consiguió que los asistentes entendieran el contenido de su exposición sin necesidad de que fueran economistas.
La conclusión final fue que tenemos que empobrecernos como sociedad. No voy a resumir la conferencia, sino a utilizar esta conclusión para abordar la siguiente pregunta: Si nos tenemos que empobrecer, ¿cómo lo vamos a hacer?

Cuando una empresa sufre una pérdida de valor de sus activos, tiene que reconocer las pérdidas (o menos beneficios) y reducir su capital. Cuando esto mismo le ocurre a un país, sus habitantes tienen que empobrecerse, no queda otra. En las crisis anteriores existían dos formas de hacerlo, sin que los ciudadanos fuésemos conscientes de que estábamos empobreciéndonos y, por tanto, los políticos no tenían reparos en utilizarlas. En la actualidad nos queda una tercera forma de hacerlo y en ella, los políticos no sólo tienen que reconocer la realidad, sino que tienen que decidir cómo lo vamos a hacer. Veamos las tres:

1.- Devaluación de la moneda. Cuando teníamos la peseta y las cosas se ponían feas, los gobiernos tenían la posibilidad de empobrecernos a todos de una vez, devaluando la moneda. Así, de golpe, pasábamos a pagar más por las importaciones y nuestras exportaciones eran más baratas. Sicológicamente era muy soportable, pues nos empobrecíamos, sí, pero al mismo nivel todos los españoles, y eso ya sabemos que al ser humano le reconforta mucho. Fue un liberal como Milton Friedman el que comparó la devaluación con el cambio de hora en verano. Es mucho más fácil cambiar la hora que ponernos todos de acuerdo en levantarnos una hora antes. Hoy este mecanismo, dentro del euro, es imposible.

2.- La ilusión monetaria. Este sistema lo explicamos los profesores de Matemáticas Financieras todos los años a nuestros alumnos. Consiste en hacer que la inflación suba más que los sueldos y salarios. Pongamos que la inflación es del 5%, mientras que congelamos los salarios nominales (los euros que cobramos en la nómina). El resultado es que, aunque en tu nómina aparezca la misma cantidad de euros, la capacidad adquisitiva de los mismos es un 5% inferior. Nos hacemos la ilusión de que ganamos lo mismo, pero en realidad nos empobrecemos año a año. Esta solución no depende de nosotros, sino del Banco Central Europeo, que no parece muy dispuesto a echar una mano si no es a los bancos.

3.- La única salida que tenemos es que nuestros gobernantes, y si es posible junto al principal partido de la oposición, reconozcan en público que somos más pobres y que decidan, para eso son políticos, cómo van a realizar el ajuste, cómo van a repartir la carga del mismo. Y esto es un tema estrictamente político. En primer lugar, tienen que decidir la naturaleza de los gastos a recortar. Distinguiendo entre gastos corrientes e inversiones productivas. Y dejar de tomar medidas coyunturales que pretenden revertir (o eso dicen) en poco tiempo, cuando los problemas son estructurales.

En segundo lugar, tienen que decidir si van a ser las capas más desfavorecidas de la sociedad, como está ocurriendo hasta ahora, las que sufran el mayor ajuste, o si por el contrario, prefieren que sean los más favorecidos, los que aporten a las arcas del Estado los déficits crónicos de nuestro estado del bienestar. Pero ¡Houston, tenemos un problema! Para llevar a cabo el reparto de la carga de una forma justa necesitamos un sistema fiscal fiable, y nosotros no lo tenemos. Está estimado que nuestra economía sumergida asciende al 25%. Si consiguiéramos rebajarla al 15%, el aumento de impuestos sería mucho más llevadero para todos.

¿Qué podemos hacer con ese nivel de fraude a la hora de repartir la carga del ajuste? Pues seguro que lo que haremos será cometer injusticias. Cargaremos aún más las espaldas de aquellos que pagan impuestos, cada vez menos personas y cada vez con impuestos más altos, mientras que los sistemas de ayuda no llegarán a los que más lo necesitan, sino a los que más defraudan.

Por último, y como dije en esta misma tribuna hace ya dos años, no hay solución hasta que la banca no reconozca las pérdidas en las que ha incurrido, con la complicidad de unos gobernantes que se lo permiten, en el mejor de los casos, y les ayudan directamente en los casos más flagrantes. Hasta ahora, nuestros políticos han decidido empobrecer a la clase media que paga impuestos, han ayudado a la banca a no reconocer pérdidas y han mantenido todas sus prebendas, ineficiencias, duplicidades y demás robos indirectos a la sociedad. Y eso debemos saberlo.