A la atención de Alberto Montero,
Siempre es desagradable descubrir en un artículo que un compañero tuyo de Facultad forma parte de ese grupo político que dice ser democrático de abajo a arriba, pero que se presenta a las elecciones europeas con un grupete de amigos y posteriormente crea el partido de arriba a abajo. De un partido que se dice defensor de los derechos humanos pero es incapaz de solicitar al gobierno venezolano la libertad de un preso político o que, simplemente, no permite hablar a Rosa Díez en una Universidad. En definitiva, como ellos mismos dicen, de un partido que dice que para llegar al poder hay que mentir y que ellos se está vistiendo para después follarnos.
Siempre es desagradable descubrir en un artículo que un compañero tuyo de Facultad forma parte de ese grupo político que dice ser democrático de abajo a arriba, pero que se presenta a las elecciones europeas con un grupete de amigos y posteriormente crea el partido de arriba a abajo. De un partido que se dice defensor de los derechos humanos pero es incapaz de solicitar al gobierno venezolano la libertad de un preso político o que, simplemente, no permite hablar a Rosa Díez en una Universidad. En definitiva, como ellos mismos dicen, de un partido que dice que para llegar al poder hay que mentir y que ellos se está vistiendo para después follarnos.
Pero el desagrado se torna repugnancia por un lado
y miedo por otro, cuando en el artículo en el que descubres a tu “compañero”
apoyando a Podemos te califica de perro, simplemente por el hecho de no estar
de acuerdo con ellos. Y esto, ahora que pretenden llegar al poder, ¿qué no serán
capaces de hacer si llegan?
El parrafito:
O sea, primero dicen que impagarán la deuda. Luego lo "aclaran", ya saben, vistiendo la mona. Y los que denunciamos la insensatez de la medida, ladramos.
¡Viva la democracia!
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